El Camino De Muerte

Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.

Proverbios 14:12

Hay muchas gentes que creen que su camino está bien. Ellos tienen las mejores intenciones. Ellos están luchando por causas buenas. Ellos no le están haciendo daño a nadie (ellos piensan). Ellos se creen que porque no están metido en medio de una perversidad que todo está bien.

Lo que pasa sus mentes es que cualquier camino en desacuerdo con la voluntad de Dios es un camino de perversidad. Posiblemente no ha llegado a ese nivel de pecado feo que nosotros nos imaginamos, pero para Dios, el desobediente ya está allí.

Cada uno de nosotros confrontamos esa perversidad de nuestro corazón. Hay algunos que los entretienen. Hay algunos que inmediatamente los capturan. No importa que lo que hacemos con esos pensamientos, la realidad es que esos pensamientos oscuros existen en nuestros corazones. Nosotros no tenemos mucho control sobre los pensamientos que entran a nuestra mente. Por seguro, nosotros podemos poner fronteras para defendernos contra esas cosas, pero hasta con todo eso hay uno parte oscura en cada uno de nosotros que nos atrae al pecado.

Pablo dijo que hasta cuando él quiere hacer lo bueno, lo malo está presente con él. Mas precisamente, el dice, “el mal ESTÁ en mi.” El dijo que en él mora el pecado. Mucho de nosotros nos avergonzaría dar tal testimonio de sí mismo, pero si somos honestos tenemos que confesar que estamos en el mismo bote con Pablo. Si Pablo estuvo tan consciente de la perversidad de su corazón, como deberíamos ser nosotros.

Estas verdades nos enseña una cosa: no importa cuánto uno trata de justificarse y no importa la cantidades de buena razones que tenemos a través de nuestra decisión; si esa decisión no está basado en la palabra de Dios, si tienes que ignorar el consejo de la autoridad espiritual que el Señor ha puesto en su vida, el fin de ese camino es muerte. Posiblemente no llegará a ese pecado sucio, pero en todos modos es como estaría igualmente tan alejado del Señor. Nuestros corazones nos engaña, pero Solamente los preceptos de Dios nos garantiza no destruir nuestra vidas.